Es común ingresar a restaurantes, mercados u oficinas y encontrar barreras de plástico como una medida para evitar la transmisión de la Covid-19. Estas herramientas pueden evitar que las grandes gotas expulsadas durante la tos y los estornudos salpiquen a los demás, pero los expertos recuerdan que el virus se propaga en gran medida a través de los aerosoles, que son las gotitas invisibles que expulsamos al hablar, gritar, reir o incluso respirar, y pueden quedarse flotando en el aire por minutos u horas dependiendo de la ventilación que haya en el lugar. Las barreras de plástico no ayudan a que el flujo de aire circule correctamente y sustituya el aliento exhalado por aire fresco.
“Si tienes un bosque de barreras de plástico en un espacio, va a interferir con la ventilación adecuada de esa habitación”, dijo Linsey Marr, profesora de ingeniería civil y ambiental en Virginia Tech y una de las principales especialistas del mundo en la transmisión viral, citada por el The New York Times. “Los aerosoles de todo el mundo van a quedar atrapados y atascados allí y se van a acumular, y acabarán extendiéndose más allá de tu propio escritorio”.
Los esfuerzos se deben seguir centrando en las medidas que sí están respaldas por la evidencia científica: la vacunación, la ventilación, el distanciamiento y el uso correcto de mascarilla, dicen los expertos.
Las barreras de plástico pueden ser útiles en situaciones específicas: un conductor de autobus separado de los pasajeros por una barrera que va del suelo al techo, por ejemplo. Sin embargo, en la mayoría de ocasiones lo único que hacen es redirigir el virus a otras personas que están en el mismo espacio. Esto se debe a que los aerosoles simplemente flotan a su alrededor como lo haría el humo del cigarro.
“Una forma de pensar en las barreras de plástico es que son buenas para bloquear cosas como los escupitajos, pero ineficaces para cosas como el humo de los cigarrillos”, agregó Marr. “El humo simplemente se desplaza alrededor de ellas, por lo que darán a la persona del otro lado un poco más de tiempo antes de estar expuesta al humo”.
Richard Corsi, nuevo decano de ingeniería en la Universidad de California en Davis, dijo al mismo medio que la gente no debe asustarse al ver barreras transparentes, pero tampoco debe tener sensación de seguridad: "El flujo de aire en las habitaciones es bastante complicado porque cada una es diferente en cuanto a la disposición de los muebles, la altura de las paredes y los techos, las rejillas de ventilación, dónde están las estanterías. Los trabajadores, estudiantes o personas que tengan estas protecciones a su alrededor deben seguir usando mascarilla para reducir el riesgo".