Si tienes poco tiempo, un resumen:
—La escasez de horas de sueño, tanto en los días previos como posteriores a la vacunación, puede reducir la eficacia de las vacunas.
—Las situaciones de estrés promueven la liberación de hormonas supresoras de la función inmunitaria.
—Es clave no tomar alcohol en exceso, así como evitar fumar o tomar antibióticos.
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Las vacunas disponibles han demostrado ser eficaces contra la COVID-19. Su misión no es garantizar que no te infectes, sino que en caso eso suceda, tengas los anticuerpos necesarios para no tener síntomas graves o requerir hospitalización, así como evitar la muerte. Sin embargo, la calidad de la respuesta inmunitaria puede variar en función de prácticas cotidianas en nuestro día a día una vez recibidas las dosis.
Uno de los factores clave para favorecer el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmune es tener una correcta higiene del sueño, explica Patricia López Suarez, profesora titular del área de inmunología de la Universidad de Oviedo en un artículo de The Conversation.
"Conocer estos factores nos puede servir para modificarlos con el objetivo de potenciar nuestro sistema inmunitario para que responda eficazmente cuando nos vacunemos".
Revela que diversos estudios han mostrado cómo la escasez de horas de sueño, tanto en los días previos como posteriores a la vacunación, puede reducir la eficacia de las vacunas. Esto se debe que el sistema inmunológico aprovecha las condiciones durante el sueño para fomentar respuestas inmunitarias que resultan en una memoria inmunológica mejorada.
Por otro lado, dice que las situaciones de estrés promueven la liberación de hormonas supresoras de la función inmunitaria, como el cortisol, y se asocian con una menor respuesta a la vacunación. Por lo contrario, la práctica de deporte o las relaciones sociales, favorecen la liberación de hormonas estimuladoras del sistema inmune, como las endorfinas.
Para Patricia López otro factor importante es tener un estado nutricional óptimo. Una dieta equilibrada, con un aporte balanceado de energía, parece ser clave para reforzar el sistema inmune. Recomienda vitamina C y el ácido fólico, así como la creación de colágeno. Personas con índices de masa corporal altos u obesos presentan menor producción de anticuerpos.
Agrega que el consumo de tabaco altera de forma directa nuestra línea de defensa en la mucosa respiratoria, y se ha asociado con una menor producción de anticuerpos tras la recepción de vacunas. Igualmente, el consumo excesivo de alcohol, que tiene un efecto inmunosupresor poco deseable. El consumo de antibióticos también puede afectar nuestra respuesta a la vacunación.