Aunque nuestro país cuenta con uno de los esquemas de inmunización infantil más completos de la región, la cobertura de vacunas ha disminuido de forma preocupante durante los últimos años. De acuerdo con la última Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) 2024, poco más del 65% de niños menores de 3 años han recibido las vacunas básicas que recomienda el calendario nacional. Además, en zonas como la selva rural, ese porcentaje desciende aún más, afectando a más de 43 mil bebés menores de 1 año que no han recibido ni una sola dosis.
Como resultado de esta brecha, enfermedades que pueden ser prevenibles han vuelto a reaparecer. Una de las más alarmantes es la tos ferina, que ha mostrado un incremento considerable de casos este año, pasando de poco más de 25 casos registrados en 2024, a más de 900 en lo que va del año en curso, con una alta concentración de contagios en Loreto. Precisamente, es en esta región amazónica donde la cobertura de la vacuna pentavalente, esencial para prevenir la enfermedad y otras cuatro más, no supera el 71%.
La situación se repite con otros males como la fiebre amarilla. Aunque su vacuna se aplica en una sola dosis a los 15 meses, el año pasado la cobertura nacional apenas alcanzó el 64%, y en Loreto, se redujo a 48.5%. Como consecuencia, los casos han aumentado de 20 a más de 40 este año.
Unicef, socio estratégico del Estado peruano durante 75 años en materia de inmunización, advierte que las actuales cifras de cobertura están muy por debajo del 95% recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto da cuenta de que, sin acciones inmediatas, el Perú podría enfrentar el regreso de brotes de ciertas enfermedades.
¿Por qué persisten las brechas de vacunación?
Diversos factores explican este retroceso. Algunos son:
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Cobertura desigual por regiones. Mientras el promedio nacional ronda el 65%, zonas como la selva rural o los andes presentan coberturas inferiores al 60%.
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Desinformación y desconfianza. La población joven, que no vivió epidemias como la polio o el sarampión, subestiman los riesgos y circulan mitos que debilitan la confianza en las vacunas.
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Acceso limitado. En zonas amazónicas y rurales, llegar a un centro de salud puede implicar largas horas de viaje por caminos de difícil acceso o ríos.
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Impacto de la pandemia. La emergencia sanitaria interrumpió campañas de inmunización y debilitó el vínculo entre la ciudadanía y los servicios de salud.
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Falta de seguimiento nominal. La ausencia de registros actualizados dificulta conocer quiénes mantienen los esquemas incompletos.
Acciones urgentes
Expertos y organismos internacionales coinciden en que se requiere de una respuesta rápida, articulada y sostenida para revertir esta tendencia. Algunas propuestas para cerrar las brechas en materia de vacunación son recurrir al uso de padrones nominales para poder identificar a cada menor con nombre y apellido y así garantizar que reciba todas sus vacunas. Realizar campañas comunitarias intensivas, replicando experiencias exitosas con la asistencia de brigadas casa por casa, además de vacunación en colegios y mercados.
Asimismo, también se sugiere capacitar al personal de salud en lenguas originarias y elaborar mensajes en formatos accesibles para poblaciones amazónicas y altoandinas. De igual manera, se requieren de alianzas multisectoriales entre los ministerios de Salud, Educación, Desarrollo e Inclusión Social, los gobiernos regionales y locales y las organizaciones comunitarias.
Un punto importante: los desafíos institucionales
De acuerdo con un informe elaborado por la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza (2024), otro problema que debe atenderse es que la vacunación aún no figura como prioridad en todos los gobiernos regionales y locales. Solo 14 de las 25 regiones incluyeron la inmunización infantil como prioridad en sus Acuerdos de Gobernabilidad 2023-2026.
De igual manera, en 2024, regiones como Piura, Callao, Cajamarca, Ica y Lambayeque, destinaron menos de S/100 por niño de 0 a 4 años en presupuesto para inmunización, lo cual limita el despliegue de estrategias efectivas.
A ello se suma la ausencia de estrategias diferenciadas para zonas amazónicas y de los andes, donde los costos logísticos y las barreras culturales requieren enfoques adaptados y mayor inversión.
Un llamado a no bajar la guardia
Unicef recuerda que “la vacunación no solo salva vidas, también protege el futuro de las sociedades”. Recuperar las coberturas es una tarea urgente para evitar nuevos brotes y epidemias prevenibles. Por ello, las autoridades deben priorizar la vacunación regular en sus agendas, invertir en estrategias territoriales y fortalecer la articulación multisectorial.
Finalmente, es fundamental que el Ministerio de Salud fortalezca la vigilancia nominal para garantizar así la atención continua y oportuna de niñas, niños y gestantes en los centros de salud a nivel nacional, potenciar las campañas de vacunación escolar y diversificar las estrategias de comunicación intercultural. Recordemos que la inmunización sigue siendo la herramienta de salud pública más efectiva para evitar la propagación de diversas enfermedades.











