¿Qué cuidados debemos tener al usar un inodoro público?

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Es posible que muchas veces te hayas preguntado si hay un riesgo real de coger una infección en un inodoro público o si es absolutamente necesario ponerse en cuclillas sobre el retrete. Lo cierto es que la respuesta podría sorprenderte: "Las probabilidades de desarrollar una infección por sentarse en la taza de un váter son muy escasas", asegura Primrose Freestone, Profesora Titular de Microbiología Clínica en la Universidad de Leicester, en un informe para The Conversation. 

"La mayoría de las enfermedades intestinales implican una transferencia «mano-boca» de las bacterias como consecuencia de una contaminación fecal de las manos, la comida o las superficies de contacto. Además, la piel humana está recubierta por una capa de bacterias y levaduras que actúa como un escudo protector altamente eficaz. Y bajo esta capa subyace nuestro sistema impermeable , que es increíblemente bueno protegiéndonos de patógenos «sucios»", dice la experta. 

Esto implica que no hay ninguna necesidad de ponerse en cuclillas sobre el retrete. De hecho, esta postura, además de incómoda, puede provocar lesiones o aumentar el riesgo de infección de la vejiga. 

Sigue estos consejos

De acuerdo con Feestone, para mayor tranquilidad, siempre podemos llevar encima un paquete de toallitas antisépticas y limpiar la tapa del váter antes de sentarnos para proteger las partes bajas de cualquier posible contaminación.

Sin embargo, es aún más importante abandonar el cubículo inmediatamente después de tirar la cadena. "Al descargar la cisterna, los microbios contenidos en las gotas del agua que cae se instalan rápidamente en un área bastante amplia, que abarca la tapa del retrete, la puerta, el suelo y el portarollos de papel higienico. Esa llovizna contiene tanto nuestros gérmenes como los de los usuarios anteriores".

No es menos importante el correcto lavado de manos. Esa es la clave para protegerse completamente de los gérmenes relacionados con los inodoros. Un lavado esficaz debe durar entre 20 y 30 segundos frotando agua jabonosa sobre manos y dedos, sin olvidar la parte inferior de las uñas. Lo ideal es que tras el lavado dejes el caño abierto mientras te secas y que después utilices una toalla de papel limpia para cerrarlo. 

Además, para evitar volvernos a contaminar las manos limpias al salir de unos servicios públicos, abramos la puerta con el codo, con la manga de la chaqueta o con un pañuelo de papel, dado que no todo el mundo se lava las manos después de haber ido al servicio. 

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