La vacuna contra la COVID-19 pasó del concepto a la realidad en solo 10 meses. Un caso único en la historia, ya que lo conocido era que el desarrollo tradicional puede llevar 10, 15 años o más. Lo que hemos visto ha sido todo lo contrario: rápidamente miles de científicos se pusieron manos a la obra y ya en mayo se probaba la eficacia y seguridad en miles de voluntarios. Hoy, antes de acabar el año, dos vacunas -la de Pfizer y la de Moderna- ya se están administrando en la población más vulnerable. Pero, repetimos, esto es solo lo que hemos visto.
¿Cómo ha sido posible? ¿Se puede confiar en que realmente son seguras? Repasamos algunos puntos importantes del proceso para entender por qué, a pesar de todo, debemos confiar en la ciencia.
"La única forma de deshacernos del virus es con las vacunas. Las vacunas lucen efectivas y lucen seguras. Esa es una cuestión que la gente tiene que entender". Patricia García, exministra de Salud
1. Se han cumplido todos los procesos
Algunas personas pueden preguntarse si la rapidez en aprobar la vacuna significa que se han saltado etapas. La respuesta es un no rotundo.
"La vacuna se ha desarrollado a una velocidad increíble, pero eso no significa que todos los procesos no se hayan hecho. Se ha cambiado una modalidad que antes era hacer las fases una detrás de la otra. Pero ahora lo que se ha hecho es superponer las fases clínicas. Mientras que corría la fase 1 ya se comenzaba a trabajar la fase 2. Se han cumplido todos los pasos reduciendo tiempos", dice a ATuSalud.pe la doctora Patricia García, exministra de Salud.
Los trabajos en marcha sobre otros coronavirus (SARS-CoV y el MERS-CoV) también contribuyeron al éxito, ya que se pudo reducir significativamente la etapa preclínica, la cual ya estaba bien estudiada. También se comenzó antes de lo previsto la producción a gran escala (a riesgo) de millones de dosis.
2. Se anticipaba una pandemia
Es cierto que la disminución del tiempo para desarrollar vacunas se puede atribuir a los avances tecnológicos del último siglo. Es lógico, el mundo avanza. Sin embargo, a la par, también hubo grupos de científicos trabajando en nuevas formas de producir vacunas de manera más rápida, incluso antes de la aparición del SARS-CoV-2?.
"En el mundo de la ciencia se anticipaba que en algún momento iba a haber una pandemia. Hay listas de posibles virus pandemicos e incluso allí estaba este virus. El ciudadano de pie no lo sabía, pero los que trabajamos en salud global sí. Lo que pasa es que los Gobiernos y las autoridades nunca lo han querido escuchar", explica la doctora García.
"Esta pandemia representó y representa un desafío muy grande para la ciencia y creo que ha respondido holgadamente". Elmer Huerta, especialista peruano
Por otro lado, el hecho de que las tecnologías de plataforma no sean tradicionales no significa que no hayan sido probadas antes.
"La tecnología de plataforma de la vacuna de ARNm (el método que usa la vacuna de Pfizer/BioNTech y Moderna) lleva más de dos décadas en desarrollo”, dice el doctor Zoltán Kis, del Imperial College de Londres a la BBC Mundo.
3. El proceso de autorización
La doctora Penny Ward, presidenta del Comité de Educación y Normas de la Facultad de Medicina Farmacéutica y profesora de Medicina Farmacéutica en el King's College de Londres, explica que aprobar medicamentos nuevos suele llevar meses y hasta años. Pero eso se debe, en parte, a que los datos se entregan a las agencias reguladoras una sola vez.
En el caso de las vacunas contra la COVID-19, el proceso se ha acelerado y la información se va entregando a los organismos reguladores a medida que se va obteniendo. "El 'rolling review' es algo muy nuevo”, asegura.
En eso coincide Patricia García: "Antes los países pedían papeleo tras papeleo, los sistemas regulatarios eran de los más burocráticos e inclusive exigían que tuvieran resultados propios de tu país. Ahora se está trabajando de manera conjunta. Ahora los resultados de algunos países se pueden considerar globales. Eso reduce tiempo".
4. La financiación ha sido clave
En la carrera por encontrar la vacuna, las compañías farmacéuticas han obtenido financiamiento económico y más apoyo de gobiernos, sobre todo de los países más poderosos, los mismos que ahora ya aseguraron millones de dosis.
"El hecho de que los gobiernos hayan comprado las vacunas por adelantado ha significado que los desarrolladores han podido arriesgarse más con los resultados obtenidos en fases anteriores, sin tener que ir poco a poco", dice Stephen Evans, profesor de farmacoepidemiología en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
5. Solo las vacunas acabarán con la pandemia
"Yo les diría a todos que confíen en la ciencia, la única forma de salir de esta pandemia de manera real es tener una vacuna que sea efectiva. ¿Por qué una vacuna? Porque una vacuna le enseña a nuestro cuerpo como pelear contra el virus. Infectarse no es suficiente porque la inmunidad natural crea una cantidad de anticuerpos muy pequeña que probablemente desaparezca por el tiempo y se pueden dar las reinfecciones que pueden llevar a la muerte, además de mantener la infección y la trasmisión en el mundo y no nos vamos a deshacer del virus. La única forma de hacerlo es con una buena vacuna. Las vacunas lucen efectivas y lucen seguras. Esa es una cuestión que la gente tiene que entender", comenta la doctora García.
El especialista peruano Elmer Huerta respalda esa afirmación: "Esta pandemia representó y representa un desafío muy grande para la ciencia y creo que ha respondido holgadamente. Ha respondido desde que el 11 de enero se colgó el genoma del nuevo coronavirus en internet, descubierto por científicos chinos, y hoy más de 150 laboratorios ya están en el proceso de desarrollar vacunas. Creo que todas las que están en fase 3 van a funcionar", dijo en una entrevista con Infobae.