No exite ninguna prueba de que la ivermectina ayude a prevenir o tratar la COVID-19. El supuesto beneficio que experimentó un familiar, un amigo o un conocido no es evidencia científica válida. La promoción que ha recibido este antiparasitario para enfrentar el coronavirus se ha sustentado en datos parciales o directamente falsos, lo que ha obligado a instituciones internacionales a emitir comunicados para desaconsejar su uso, entre ellas la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y la Agencia Europea del Medicamento (EMA).
En paralelo, los estudios científicos lo corroboran. El último de ellos, publicado en JAMA Internal Medicine el 18 de febrero pasado, encontró que la ivermectina no previene la enfermedad grave del COVID-19.
"Aunque existen usos aprobados para la ivermectina en personas y animales, no está aprobada para la prevención o el tratamiento del COVID-19". Administración de Medicamentos y Alimentos de EE. UU. (FDA)
El estudio incluyó a cerca de 500 pacientes con mayor riesgo de padecer una enfermedad grave luego de dar positivo a la COVID-19, es decir, mayores de 50 años con al menos un factor de riesgo adicional y síntomas leves o moderados. Se excluyeron del estudio las personas asintomáticas o que ya tenían la enfermedad avanzada. Estos pacientes fueron tratados en 20 hospitales públicos y un centro de cuarentena en Malasia en 2021.
La mitad de los pacientes tomó ivermectina oral durante cinco días y el grupo de placebo recibió tratamiento para sus síntomas. ¿El resultado? No hubo diferencias en los resultados entre los grupos. De hecho, un número ligeramente mayor de pacientes del grupo de la ivermectina progresó hasta necesitar oxígeno adicional en comparación con los que tomaron un placebo, aunque la diferencia no fue estadísticamente significativa.
Este fue el principal resultado que estudiaron los investigadores, pero también observaron si los pacientes necesitaban ser hospitalizados, si tenían que utilizar un respirador artificial, si necesitaban cuidados intensivos o si morían a causa de sus infecciones. No hubo diferencias significativas en los resultados entre el grupo que tomó ivermectina y los que recibieron el tratamiento con placebo.