
"Farmacia Vecina trabaja con 700 farmacias, pero podemos llegar a 5 mil"
El CEO de Salog, Rogerio Marcondes, explicó las ventajas de este exitoso programa conjunto entre EsSalud y las farmacias y boticas privadas.

¿Es posible la colaboración público-privada para producir impactos positivos en la salud de los peruanos? El Ministerio de Salud planea llevar el proceso de vacunación contra la COVID-19 a las cadenas de boticas y farmacias independiente. ¿Hay precedentes? Sí. El programa Farmacia Vecina permite a los pacientes crónicos del Seguro Social de Salud (EsSalud) recoger sus medicamentos en la red de farmacias o boticas privadas afiliadas cercanas a sus domicilios. Hablamos con Rogerio Marcondes, CEO de Salog, la empresa detrás del proyecto.
¿Cómo nace Farmacia Vecina?
Salog trabaja de la mano de EsSalud desde 2010. Hemos puesto infraestructura, construido centros de distribución, remodelado farmacias y almacenes de los centros de salud. En 2019, lanzamos el programa Farmacia Vecina, que ayuda a equilibrar las pocas farmacias que tenía EsSalud con el alto volumen de pacientes. En la pandemia, esto creció exponencialmente.
¿Cómo es el proceso desde que un paciente va a una consulta hasta que recoge su medicamento?
El paciente crónico debe llamar a la central de EsSalud y afiliarse. Una vez que aplique, se dirige a un establecimiento de salud, pasa por su consulta y recoge su primera receta ahí mismo. Las próximas recetas las puede recoger en la farmacia que escoja. Cuando el paciente entra al programa, pasamos a darle un trato personalizado. Siempre encontrará su medicamento en la farmacia más cercana y así ahorra tiempo y el dinero de transporte.
"En Farmacia Vecina no utilizamos el stock de la farmacia, tenemos una central de producción de las recetas, ponemos los medicamentos en una bolsita y los entregamos a la farmacia. De la misma forma podemos entregar las vacunas".
¿Cuántas farmacias están afiliadas y a cuántos pacientes benefician?
Contamos con casi 700 farmacias de todos los tamaños y en todas las regiones, ya sean cadenas o independientes. El crecimiento es acorde a la demanda de pacientes, pero podríamos llegar a 5 mil puntos. Ahora mismo beneficiamos a 30 mil personas al mes, pero sabemos que podemos llegar a un número por lo menos 10 veces mayor.
¿Es un modelo que se puede implementar a la vacunación?
Claro que sí, es algo muy similar. En Farmacia Vecina no utilizamos el stock de la farmacia, tenemos una central de producción de las recetas, ponemos los medicamentos en una bolsita y los entregamos a la farmacia. De la misma forma podemos entregar las vacunas. Hay que adecuar la cadena de frío y otros controles, pero tenemos un proceso con trazabilidad, que sabe dónde está el producto, qué paciente lo requiere, qué paciente lo recoge, quién lo atendió. Es seguro para los pacientes, las farmacias y el Estado.
¿Qué otras ventajas brindaría este modelo?
El paciente de Farmacia Vecina tiene agendado el día que puede ir. Equilibramos la cantidad de pacientes que van a una farmacia. La atención es de dos minutos y el paciente puede irse. En el caso de las vacunas puede existir una concurrencia mayor, pero tenemos una plataforma en la que el paciente puede generar una cita a una hora determinada. Eso es una ventaja para el paciente, que sabe que no tendrá que hacer colas.
¿Existe algún contacto para que Salog apoye en este proceso de vacunación?
Hubo ciertos anuncios de parte del Gobierno y hay una intención clara de las farmacias de apoyar en este proceso de vacunación. Nosotros también hemos sido invitados a participar y estamos para colaborar de la forma que sea.
¿Se podría aplicar este modelo a otros servicios?
Este modelo es una oportunidad. Las farmacias privadas han asumido el programa como propio sin poner peros. Tienen mucho orgullo de pertenecer a Farmacia Vecina. Es realmente un ejemplo de colaboración de privados con privados y de privados con el sector público. El objetivo es brindar un servicio al mejor nivel. Las farmacias quieren cambiar un poco esa mirada de que son establecimientos de comercio y pasar a ser establecimientos de salud. Estos programas antes eran vistos como un modelo de privatización, pero nada más lejos de la realidad: son un modelo de colaboración.