El Senado de Argentina aprobó el proyecto de ley enviado por el presidente, Alberto Fernández, que permite el aborto por cualquier razón en las primeras 14 semanas de gestación y obliga a las entidades de salud a practicarlo de manera segura y gratuita, incluso si alguno de sus médicos se declara en objeción de conciencia.
La votación sobre el proyecto se extendió hasta altas horas de la madrugada de este miércoles y se resolvió con 38 votos a favor, 29 en contra y una abstención.
Miles de personas, a favor o en contra de la ley, se concentraron a las afueras del Congreso a la espera del resultado. Cuando se dio a conocer, la marea verde -como se conoce a los grupos feministas que apoyan la legalización- lanzaron gritos de júbilo y emoción, en contraste con la decepción de los celestes o colectivos "provida", que rechazaban su aprobación.
"El aborto seguro, legal y gratuito es ley. A ello me comprometí que fuera en los días de campaña electoral. Hoy somos una sociedad mejor que amplía derechos a las mujeres y garantiza la salud pública. Recuperar el valor de la palabra empeñada. Compromiso de la política". Alberto Fernández, presidente de Argentina
Esta decisión histórica es producto de una larga batalla. Un proyecto para legalizar el aborto había sido aprobado en 2018 por la Cámara de Diputados, pero rechazado en el Senado.
El gobierno calcula que hay entre 370 000 y 520 000 abortos clandestinos anuales, en un país de 45 millones de habitantes. "Soy católico pero tengo que legislar para todos. Cada año se hospitalizan alrededor de 38.000 mujeres por abortos y desde la recuperación de la democracia (en 1983) murieron más de 3.000 mujeres por esa causa", señaló el presidente Alberto Fernández.
La legislación vigente sobre el aborto en Argentina fue promulgada en 1921. Como en otros países, era considerado un delito interrumpir un embarazo excepto en casos de violación y riesgo de salud para la mujer.
Argentina es el primer país grande de la región en permitir que las mujeres decidan sobre sus cuerpos y si quieren o no ser madres, como ya hicieron antes Uruguay, Cuba y Guyana. En los demás, hay restricciones totales o parciales.