La gimnasta estadounidense y cuatro veces medallista de oro olímpica, Simone Biles, ha sido la última atleta de alto perfil en hablar de salud mental al retirarse de una de las competencias de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020: "Hay que poner la salud mental en primer lugar, porque si no lo haces, no vas a disfrutar de tu deporte y no vas a tener el éxito que quieres. Debo luchar contra los demonios en mi cabeza". Sus palabras llegaron después de que la tenista japonesa Naomi Osaka también dijera que debía concentrarse en su salud mental tras perder contra todo pronóstico en la tercera ronda de los Juegos. "Siento que había mucha presión en esto", dijo. El multimedallista estadounidense en natación, Michael Phelps, se unió a la reflexión recordando que estuvo al borde del suicidio: “Somos seres humanos. Está bien no estar bien. Fue difícil para mí pedir ayuda”.
Así, cada vez más deportistas rompen el molde y hablan sobre "el elefante en la habitación". Esta es una potente lección para el mundo, según varios especialistas. "Se suele tratar a la salud mental como si fuera un fantasma que no existe. ¿Estás triste? Te dicen que le eches ganas y le pongas voluntad. No le damos importancia a la prevención y cuando las cosas nos superan pensamos que ya pasará. Hay un estigma de que al psicólogo solo va el que está mal, pero al psicólogo, sobre todo al psicólogo del deporte, va el que está bien y quiere estar mejor", dijo Claudia Rivas, experta en psicología del deporte, a CNN.
Son personas, no robots
Como bien dijo Phelps, los deportistas son humanos. Sin embargo, suelen ser cosificados. "A los deportistas los vemos como cosas que llevan marcas, que son fuertes, que tienen éxito. Pero los deportistas tienen una vida detrás", comentó Beatriz Martín, psicóloga especialista en el deporte, a EFE Noticias. "Biles lleva muchos años compitiendo a un nivel muy alto y esto tiene consecuencias más allá de su vida personal, que ha sido muy complicada".
Esos problemas personales a los que se refiere Martín son los abusos sexuales que Simone Biles sufrió en el pasado y que ella misma hizo públicos semanas antes del inicio de los Juegos. "Hemos robotizado al atleta, pero cada uno tiene sus desafíos. Ha sido muy valiente en una cultura en donde parece prohibido decir "no". Es injusto cargarle a cualquier persona, sea deportista o no, la alegría de un pueblo o de todo un equipo. Es así como dejan de disfrutar", agregó Rivas.
"Hay un estigma de que al psicólogo solo va el que está mal, pero al psicólogo, sobre todo al psicólogo del deporte, va el que está bien y quiere estar mejor", dijo Claudia Rivas, experta en psicología del deporte.
Manejo de las emociones
"Querer no es poder", explicó Pep Font, psicólogo deportivo del Centre d'Alt Rendiment de Sant Cugat (Barcelona), a Mundo Deportivo. "Cuando el deportista tiene que hacer lo que ha ido entrenando, pero no está garantizado que lo pueda realizar hay un elemento de incertidumbre. No sabemos qué pasará y queremos que las cosas salgan bien. Esta incerteza genera una alteración emocional que se denomina ansiedad, como la que puede tener cualquiera antes de un examen".
Los deportistas tienen que aprender a gestionar muchas cosas, como la forma física, la alimentación, la técnica, y sus propias emociones sobre la carga de entrenamiento y el momento de la verdad. "La ansiedad se trata aceptando que puede pasar cualquier cosa, no importa lo bueno que seas y las medallas que puedas tener. Si la tienes que evitar no podrás y se te comerá porque niegas la realidad", agregó el psicólogo deportivo.
Martín agrega el factor "presión" a la ecuación. "Biles tenía mucho que perder y poco que ganar porque lo ha conseguido prácticamente todo y la presión ha podido. Al final, todo el mundo está pendiente de ella. No es suficiente con hacer lo que hizo hace cinco años, tenía que sorprender al mundo otra vez. Eso es francamente complicado de gestionar. Los deportistas exitosos al final tienen la creencia de que el amor que reciben de los demás está muy relacionado con sus éxitos profesionales".
"La ansiedad se trata aceptando que puede pasar cualquier cosa, no importa lo bueno que seas y las medallas que puedas tener", dijo el psicólogo deportivo Pep Font.
Las redes sociales son un punto aparte. “Te levantas un día por la mañana y ves millones de mensajes ¿Cómo gestionar eso? La mayoría de los deportistas exitosos, ante una situación así se crecen y sacan lo mejor de ellos mismos. Lo podemos ver en millones de situaciones. Muchos bajo presión funcionan muy bien y los comentarios les pueden ayudar. Pero si ella está pasando un momento complejo, está presión se añade a la maleta que ya trae”, dijo Beatriz Martín.
Trabajar la fortaleza mental
Para Font es clave que todos los deportistas trabajen en su salud mental. "Esto sería lo ideal, porque, como decía antes, querer no es poder. Los entrenadores te enseñan a hacer cosas y te transmiten su experiencia, pero no te enseñan a gestionar el instante preciso, a afrontar la situación. La gente adquiere habilidades técnicas y condición física y espera que los deportistas solos aprendan a hacer frente a sus emociones".
Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Toronto entre los atletas canadienses de élite encontró que el 41,4% cumplieron con los criterios de corte para uno o más trastornos mentales. Específicamente, el 31,7% de los atletas informaron síntomas de depresión, el 18,8% informaron síntomas de ansiedad general moderada (12,9%) a grave (5,9%) y el 8,6% informó puntuaciones que indicaban un alto riesgo de Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA). El estrés fue un correlato estadísticamente significativo de depresión, ansiedad y TCA. La carga de entrenamiento fue una correlación estadísticamente significativa de la depresión y la ansiedad, pero no de los TCA. La depresión, la ansiedad y los TCA se correlacionaron significativamente.











