Hace solo unas horas, el Gobierno peruano admitió que el país ya vive una segunda ola de la COVID-19. Los casos positivos y las hospitalizaciones están en ascenso y las camas UCI han vuelto a colapsar, tal como sucedió durante los primeros meses de la pandemia. El doctor Jesús Valverde, presidente de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva, conversó con SaludNiuz.pe y repasó el caos que se vive en el sistema de salud.
Cuidados intensivos ya colapsó, ¿no hay ni una cama UCI disponible?
No hay. Ahora mismo tenemos alrededor de 1500 pacientes COVID en UCI y tenemos entre 250 o 300 con otras enfermedades. Es decir, nuestra capacidad máxima ya llegó a su tope porque en todo el país tenemos 1800 camas UCI, contando hospitales y clínicas.
¿Cuántas deberíamos haber tenido para controlar la pandemia?
El estándar mínimo internacional indica que deben ser 1 cama UCI por cada 100 mil habitantes, es decir, 3200 camas.
"Los sistemas de alto flujo son una buena alternativa porque entregan oxígeno a una velocidad bastante alta. (…) Eso soluciona el problema de la insuficiencia respiratoria en un 30% de casos".
¿Por qué no las tenemos si la primera ola ya nos había advertido?
Este no es un mal de un año, sino de más de 40 años. La salud pública ha estado bastante abandonada y por eso estamos pagando. Esto no se soluciona en meses o en años , esto necesita una política nacional en salud pública y no la tenemos. No hay inversiones, los médicos, enfermeras o personal de salud están mal pagados. Cuando egresan los jóvenes médicos se van fuera del país y por eso tenemos también una baja importante de profesionales. Esto requiere un cambio importante que ojalá se haga para mejorar la salud pública nacional.
Y eso se ve reflejado ahora porque no hay camas UCI, pero tampoco personal para atenderlas
Sí, incluso siendo pocos ahora solo está trabajando el 30 o 40% del personal de salud, muchos están en su casa por las comorbilidades que tienen. Eso tampoco ayuda. Y no hay soluciones. Lo que tenemos que hacer es tratar de minimizar el daño colateral que va a haber porque definitivamente habrá muertos. Es una situación muy delicada.
¿Cómo minimizar el daño?
Hay que tratar de ser ordenados. Aquí debe entrar el primer nivel de atención. El profesional de primer nivel tiene que detectar de manera temprana a estos pacientes y hacer un seguimiento domiciliario y luego de eso si se complica pasarlo a un segundo nivel de atención para administrar oxígeno que es lo más importante y con eso podríamos reducir la progresión de la enfermedad. Ahí quedarían algunos casos. Recién si se pone más grave pasa al tercer nivel, que serían los hospitales y el uso de las salas de hospitalización y los cuidados intensivos. Se deben instalar equipos de alto flujo en las salas, con eso hacemos una buena contención y, finalmente, recién está UCI. Pero si no tenemos ese proceso todos pasan de frente al tercer nivel y colapsan los hospitales. Sin embargo, esta política de manejo la tiene que marcar el Ministerio de Salud.
¿Está implementado este primer nivel?
Es una política. Dicen que ahora sí está operativo, pero no es muy efectivo. En la primera ola se desactivó todo, se cerraron centros de salud, policlínicos, postas. Fue una decisión muy grave, solo por el temor de proteger a los profesionales que trabajan en esa área, pero todos estamos susceptibles. Retirar un centro de salud y dejar a la población en abandono costó mucho y colapsó el sistema.
"Antes el 80 o 90% de personas que ingresan a UCI eran adultos mayores, era bastante raro ver un adulto o joven. Hoy en día son la mitad de los ingresos. Tenemos scores para determinar quién tiene mayor opción de recuperación".
¿Qué son los sistemas de alto flujo?
Son una buena alternativa porque entregan oxígeno a una velocidad bastante alta. Convencionalmente, la oxigenoterapia tradicional entrega entre 10 a 15 litros de oxígeno por minuto, por ejemplo vía mascarillas. Un sistema de alto flujo entre 30 y 60 litros por minuto a un paciente consciente, que no requiere estar intubado. Eso soluciona el problema de la insuficiencia respiratoria en un 30% de casos. El paciente ya no avanza a cuidados intensivos.
¿Tenemos?
Hay, pero no son muchos. Tenemos alrededor de 400 equipos en el Perú y deberíamos tener entre 2500 y 3000. Eso es lo que estamos buscando. Que el Ministerio invierta en esto, que es más barato y muy dinámico. Además, lo puede manejar cualquier médico muy bien en una sala de hospitalización. Todo esto lo sabe el Ministerio.
Ante toda esta situación, ¿qué debe hacer un paciente grave?
En los hospitales siempre van a ser recibidos, nunca van a dejar de ser atendidos, ya sea en emergencia o en una cama hospitalaria. No dejen de venir a un hospital. Lo fundamental es el oxígeno y eso sí hemos repotenciado en los últimos meses después de la primera ola. Por ahí empieza la terapia. Si necesitara una cama UCI se queda en el área de emergencia y ahí se ven las coordinaciones para referirlo a otro lugar.
¿Es cierto que más jóvenes están requiriendo camas UCI?
Sí, hay más personas entre 30 y 50 años. Antes el 80 o 90% de personas que ingresan a UCI eran adultos mayores, era bastante raro ver un adulto o joven. Hoy en día son la mitad de los ingresos. Todos ellos tienen alguna comorbilidad, en general son obesos, diabéticos, hipertensos que no han sido diagnosticados.
¿Y tienen prioridad?
Tenemos scores que manejar. Entre ellos está la edad, las funciones vitales y las comorbilidades que puedan tener. Se tiene que tener una puntuación, una validación y con eso el que tiene menor puntaje tiene mayor opción de recuperación, cuidados intensivos no es una lista espera por quien llegó primero o segundo, se le da la cama al que tiene mayor opción de recuperación.
"Estamos viviendo lo que pasó en la primera ola, son situaciones muy parecidas. En estas dos últimas semanas el golpe ha sido fuerte. Esto se tienen que cortar ya".
¿Cuánta gente muere en UCI?
Al principio de la pandemia la tasa llegó a un 90% de letalidad, ahora se ha reducido con todo lo que sabemos a un 30%, pero eso depende mucho del momento en que llega. Si es temprano, hay mucha más posibilidad de recuperación. Ahora también se ha reducido la estancia, antes era de seis u ocho semanas, ahora estamos en dos o tres. Todo es porque se ha ido aprendiendo.
Hoy, delante de una de esas camas, ¿cuál es su percepción de lo que ocurre?
Que estamos viviendo lo que pasó en la primera ola, son situaciones muy parecidas. En estas dos últimas semanas el golpe ha sido fuerte. De alguna manera esto se tienen que cortar ya.
¿Cómo está el personal médico?
Son 10 meses de trabajo continuo. Hay cansancio, no hemos tenido vacaciones, se ha trabajado bajo estrés, se han reportado casos de depresión, hay muchas faltas al trabajo. En realidad todo el sistema está muy golpeado.
A todos estos problemas se suma la irresponsabilidad de la gente
Así es. Hay mucha irresponsabilidad en las familias, la gente debe saber que no hay un tratamiento definitivo para esta enfermedad. Todo lo que se conoce hasta ahora son fármacos a nivel de hospitalización, a nivel domiciliario no hay nada, solo cuidados mínimos. Ciertos productos como la ivermectina se han estado difundiendo, pero no es cierto que funcionen. Estamos muy complicados ahí. Los pacientes se guían mucho de las redes sociales y lo usan. La gente debe creer a los médicos.
Pero no se quieren vacunar…
Las vacunas son la principal herramienta para terminar con la pandemia, debe quedar claro. La gente que tiene miedo tiene que saber que es una vacuna que se ha trabajado hace muchísimos años con otros coronavirus y que se ha perfeccionado ante esta situación de emergencia. Los tiempos se han acortado, pero han pasado por todos los estudios debidos.
¿Debe volver la cuarentena total?
Es una opción que no se debe dejar de lado. Tenemos que cortar esta cadena de transmisión. Siempre contraponen a la salud y la economía, pero sin salud no podemos hacer nada. Se tienen que tomar decisiones inmediatas, la economía es importante en la vida de todos nosotros, pero se tiene que limitar la circulación de la gente, hay mucha gente en las calles, abarrotada en los buses, es un tema controversial, pero yo como profesional de salud obvio me voy a inclinar por la salud.











