Un ataque de pánico es un episodio repentino de miedo intenso que provoca reacciones físicas graves cuando no existe ningún peligro real o causa aparente. Los ataques de pánico pueden provocar mucho miedo. Cuando se presenta un ataque de pánico, puedes sentir que estás perdiendo el control, que estás teniendo un ataque cardíaco o, incluso, que vas a morir, explica el portal de Mayo Clinic.
Muchas personas tienen solo uno o dos ataques de pánico en toda su vida, y el problema quizás desaparece cuando se resuelve una situación estresante. Sin embargo, si tienes ataques de pánico inesperados y recurrentes, es probable que tengas una afección llamada «trastorno de pánico» y un tratamiento puede ser muy eficaz para mejorar tu calidad de vida.
¿Cuáles son los síntomas y las causas?
Los ataques de pánico suelen comprender alguno de estos signos o síntomas: sensación de peligro o fatalidad inminente, miedo a perder el control o a la muerte, taquicardia y palpitaciones, sudor, temblores o sacudidas, falta de aliento u opresión en la garganta, escalofríos, sofocos, náuseas, calambres abdominales, dolor en el pecho, dolor de cabeza, mareos, sensación de desvanecimiento o desmayos, sensación de entumecimiento u hormigueo y sentimientos de irrealidad o desconexión. Las causas son desconocidas, pero podrían relacionarse con la genética o el alto nivel de estrés.
"Muchos ataques de pánico se exacerban por una mala respiración que hace que el cuerpo interprete que estamos en peligro. Al ejercitarla, estimulamos el sistema nervioso parasimpático que es el que nos relaja”, dijo Belbruno.
“No todas las personas atraviesan los ataques de pánico de la misma forma ni tienen los mismos síntomas fisiológicos ni surgen a raíz de las mismas situaciones, no se puede generalizar”, afirmó la licenciada en Psicología, Dai Belbruno, máster en Relajación, Meditación y Mindfulness en la Universidad de Barcelona, para la página argentina Redacción.
¿Cuándo buscar ayuda?
Si tienes síntomas de ataque de pánico, busca ayuda médica lo más rápido posible. Si bien los ataques de pánico son sumamente incómodos, no son peligrosos. Sin embargo, son difíciles de controlar por cuenta propia y pueden empeorar si no se tratan.
“Todos los estudios serios que se han hecho con metodologías serias dieron como resultado que la combinación de la psicoterapia con un tratamiento psicofarmacológico es la más eficaz para la recuperación de una vida sin síntomas”, dijo al mismo medio el psiquiatra Santiago Levin.
Mariana Alfieri, quien está especializada en psicología infantojuvenil, comentó que “es muy difícil trabajar desde lo psicológico con un paciente que tiene una ansiedad y miedo a flor de piel”. Y agregó: “Lo complejo de estas crisis es que, a diferencia de una fobia en la que se puede evitar el objeto y listo, el temor a que pasen de nuevo se hace expansivo y va tomando distintas áreas de la vida de la persona, restringiéndola cada vez más”.
¿Cómo prevenir una crisis?
La meditación, la buena alimentación y el descanso genuino forman parte de la prevención al igual que la respiración. “Muchos ataques de pánico se exacerban por una mala respiración que hace que el cuerpo interprete que estamos en peligro. Al ejercitarla, estimulamos el sistema nervioso parasimpático que es el que nos relaja”, dijo Belbruno.
Por otro lado, para ayudar a alguien que atraviesa una crisis, la expecialista insiste en la importancia de hacerla volver al aquí y ahora: “No hay que decirle que se calme, hay que acompañarla y pedirle que intente exhalar e inhalar profundamente para evitar que hiperventile”. También sugiere llevarle un vaso con agua para “conectarla con algo sensorial y lograr que baje de la mente a través de la estimulación física”. Porque, en definitiva, “cuando alguien entra en una crisis de angustia es porque está perdido en su propia mente”.