Las largas jornadas de trabajo pueden ser mortales, dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En 2016, provocaron 745 000 defunciones por accidente cerebrovascular y cardiopatía isquémica, una cifra un 29% superior a la de 2000.
El 72% de las personas fallecidas por esta causa eran varones. Además, la mayor parte de las defunciones registradas correspondieron a personas de entre 60 y 79 años que habían trabajado 55 horas o más a la semana entre los 45 y los 74 años.
"En pandemia el teletrabajo se ha normalizado en muchos sectores y la línea que separa el trabajo y el hogar se ha difuminado". Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.
El estudio concluye que trabajar 55 horas o más a la semana aumenta en un 35% el riesgo de presentar un accidente cerebrovascular y en un 17% el riesgo de fallecer a causa de una cardiopatía isquémica con respecto a una jornada laboral de 35 a 40 horas a la semana.
El análisis toma una especial importancia en simultáneo con la pandemia de la COVID-19. "El teletrabajo se ha normalizado en muchos sectores y la línea que separa el trabajo y el hogar se ha difuminado", dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.
"Además, muchas empresas se han visto obligadas a reducir los equipos de trabajo para ahorrar costos y los trabajadores que quedan se ven obligados a ampliar su horario laboral. Ningún trabajo justifica exponerse al riesgo de sufrir un accidente cardiovascular o una cardiopatía isquémica", agregó el experto.
El informe explicó que se puede adoptar medidas para proteger la salud de las personas. Los gobiernos pueden introducir, aplicar y hacer cumplir las leyes que prohíban las horas extraordinarias obligatorias, mientras que las empresas pueden flexibilizar estos horarios y fijar un máximo de horas de trabajo. Los trabajadores podrían informar del número de horas que trabajan para no superar las 55 semanales.











