La siesta es una actividad con grandes beneficios. En muchos casos, en medio de un día intenso de trabajo o después de almuerzo, es como un botón de reinicio que permite empezar de cero, renovados y frescos con todos los pendientes. Para algunas personas es una fácil elección, sin embargo, otras la tienen más difícil por la falta de costumbre o tiempo. ¿La buena noticia? Es posible entrenar a tu cuerpo. Incluso, un descanso de solo 10 o 20 minutos puede ser muy productivo.
"El principal beneficio de las siestas breves, entre 10 y 20 minutos, es que contrarrestan los efectos fisiológicos que ocurren en el cuerpo desde que nos despertamos", le explica a BBC Mundo Guy Meadows, especialista en fisiología del sueño y cofundador de The Sleep School, con sede en Londres. "A partir del momento en que nos despertamos, comienza a aumentar la adenosina, una sustancia química en el cerebro que es un subproducto del metabolismo. Cuanto más tiempo permaneces despierto, más adenosina se va acumulando en tu cerebro, y por ello aumenta la sensación de sueño".
Demora unos tres meses el pasar de ser una persona que no puede hacer una siesta a una que lo hace con facilidad, aseguró Meadows.
En cambio, cuando hacemos una siesta, "reducimos la adenosina, metabolizamos un poco de esta sustancia en nuestro sistema, y eso nos ayuda a incrementar nuestros niveles de energía y a sentirnos más alerta y despiertos", comenta Meadows.
El experto agrega que 10 o 20 minutos de siesta es suficiente para mejorar nuestro estado de ánimo, reaccionar a estímulos más rápidamente, reducir la posibilidad de cometer errores y enfocarnos y poner más atención en lo que tenemos que hacer por la tarde.
¿Y una siesta más larga?
Un descanso de entre 60 y 90 minutos es muy beneficioso para mejorar la memoria, la creatividad, nuestras funciones perceptivas o procesos cognitivos. "Entramos en la fase REM, y ese sueño profundo es el mismo tipo del que tenemos durante la noche y por eso conlleva los mismos beneficios", agrega al mismo medio Sara Mednick, investigadora del sueño y autora del libro "¡Haz una siesta! Cambia tu vida".
¿No logras hacer siestas? Según explica Meadows, es una habilidad que requiere entrenamiento. Recomienda no forzarse a dormir, sino simplemente acomodarse, oscurecer la habitación e intentar estar quieto y descansar sin tomar el teléfono o leer correos. Respirar con calma puede ayudar.
"Si quieres aprender, pon una alarma para asegurarte de no pasarte de largo. Si practicas todos los días dormir a la misma hora, tu cuerpo incorporará el hábito de asociar esa actividad a un tiempo específico. Demora unos tres meses el pasar de ser una persona que no puede hacer una siesta a una que lo hace con facilidad", aseguró.