Reducir el consumo de sal en nuestra dieta es tan importante como reducir el azúcar, sin embargo, muchas veces lo pasamos por alto. La Organización Mundial de la Salud (OMS) se centra en su reducción como principal consejo nutricional para disminuir el impacto de las enfermedades más importantes en los países occidentales. Se ha demostrado que un consumo elevado de sal es un factor de riesgo importante para las Enfermedades No Transmisibles (ENT). Nada menos que 4.1 millones de muertes anuales se deben a una ingesta excesiva de sal.
"El sodio es el responsable de los efectos dañinos de la sal sobre nuestra salud. Un consumo excesivo de sodio está relacionado con hipertensión arterial, enfermedad coronaria, infarto y cáncer de estómago. Además, afecta negativamente a los riñones, la piel, el cerebro y los huesos", explican los especialistas de la Universidad Miguel Hernández Ana Belén Ropero, Ferando Borrás y Marta Beltrá en un informe para The Conversation.
"En general, la carne procesada (embutidos y charcutería incluidos), las salsas y los aperitivos son los alimentos con mayor contenido de sal".
La OMS establece una ingesta recomendada máxima de 5g de sal al día (2 g de sodio). De hecho, considera que reducir el consumo de sal es una de las mejores inversiones para reducir las ENT en el mundo. Además, supondría un buen ahorro económico al sistema de salud.
"Según los datos del proyecto Carga Global de Enfermedad (GDB, por sus siglas en inglés), la ingesta mundial de sodio está muy por encima de las recomendaciones en 181 de los 187 países estudiados (media de 3.95g sodio/día). Toda Europa, Estados Unidos e Iberoamérica entre ellos", agregan.
Consejos para lograrlo
Los expertos aseguran que al alrededor del 75% de la sal de nuestra dieta proviene de los alimentos procesados, que suelen llevarla añadida. "En general, la carne procesada (embutidos y charcutería incluidos), las salsas y los aperitivos son los alimentos con mayor contenido de sal. Algunos tan consumidos como el pan o los quesos también contienen gran cantidad. La sal está incluso en alimentos dulces, como las galletas o los cereales de desayuno".
Agregan que los consumidores debemos dirigir este cambio exigiendo y consumiendo alimentos bajos en sodio o, al menos, con menos sodio. No es necesaria una batalla contra nuestro paladar, podemos hacer un cambio progresivo siguiendo estos consejos:
· Aumentar el consumo de alimentos frescos.
· Disminuir el consumo de alimentos procesados con sal añadida.
· Lavar las conservas vegetales y legumbres antes de consumirlas.
· Reducir el consumo de salsas.
· Utilizar la versión sin sal de algunos alimentos. Esto puede funcionar muy bien cuando se combina con otros productos como, por ejemplo, utilizar pan sin sal para los bocadillos.
· Reducir la “pizca de sal” al cocinar.
· Sustituir la sal por especias.
· Hacer desaparecer el salero de nuestra mesa.











