Es posible comer sano y sostenible: sigue estas recomendaciones

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Todos sabemos que lo que comemos y la forma en que lo hacemos influye en nuestra salud, pero a veces no somos conscientes de que también puede afectar, y mucho, a nuestro entorno. "Nuestra alimentación tiene mayor impacto ambiental del que pensamos", explicó Gemma Oms Oliu, Profesora Agregada del Departamento de Tecnología de Alimentos (Área de Nutrición y Bromatología), en la Universidad de Lérida en España, en un informe de The Conversation. 

"Estamos sometiendo a nuestro planeta a una presión insostenible. Esto se debe al elevado uso que hacemos de los recursos disponibles, con el objetivo de responder a la creciente demanda de alimentos en todo el mundo. Una de las consecuencias será un agotamiento progresivo de los recursos naturales. Con ello, la degradación del medio ambiente". 

Si bien se trata de un problema global y complejo, cambiar nuestros propios patrones de consumo de alimentos ya es un paso adelante. "Una alimentación saludable y sostenible debe priorizar la proteína de origen vegetal, especialmente legumbres. También debe incluir alimentos vegetales frescos de temporada, reducir el consumo de carne, lácteos, y evitar el desperdicio alimentario".

"La dieta mediterránea, por ejemplo, es un buen modelo. Se basa en el consumo elevado de alimentos vegetales como frutas, hortalizas, legumbres, cereales integrales, frutos secos y aceite de oliva; sin excluir una pequeña cantidad de carne y otros productos de origen animal", comentó Oms Oliu. 

El consumo de carne y el medio ambiente

Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el sector ganadero es responsable del 14% de los gases totales de efecto invernadero. También influye directamente en el calentamiento del planeta, la degradación de las tierras, la contaminación atmosférica y del agua, y la pérdida de biodiversidad.

La producción de la carne de vacuno es la que tiene mayor impacto, pero si bien la de pollo y cerdo generan menos emisiones, siguen siendo más elevadas que la de la mayoría de productos de origen vegetal. 

Por eso, la mejor forma de frenar los daños al medio ambiente por la producción de carne es disminuir el consumo o hacerse vegetariano. Por otro lado, es necesario que productores y consumidores presten más atención a los alimentos que se tiran a la basura, ya que están ligados al 8% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. 

Una dieta sana y sostenible

"La dieta mediterránea, por ejemplo, es un buen modelo. Se basa en el consumo elevado de alimentos vegetales como frutas, hortalizas, legumbres, cereales integrales, frutos secos y aceite de oliva; sin excluir una pequeña cantidad de carne y otros productos de origen animal", comentó Oms Oliu. 

Agregó que si bien la proteína se asocia a productos de origen animal, en realidad son muchos los alimentos vegetales ricos en este macronutriente como legumbres, frutos secos y semillas. La quinoa, trigo sarraceno y amaranto también son fuentes ricas en proteína vegetal. 

"En una dieta más saludable, compatible con una producción sostenible de alimentos, se recomienda que la mitad de nuestro consumo sea de alimentos de origen vegetal a base de frutas, verduras y hortalizas, además de frutos secos. La otra mitad deberían ser cereales integrales y fuentes de proteína vegetales, con una presencia baja de carnes, lácteos, azúcares añadidos y sal. Todo es posible con una buena planificación de comidas nutritivas". 

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