La telemedicina opera sobre una idea sencilla: que un doctor pueda realizar un procedimiento médico sin necesidad de compartir el mismo espacio que un paciente. Su implementación, sin embargo, no es tan sencilla. Requiere conexión a Internet, equipos médicos y personal técnico calificado para llevar adelante los procedimientos en los centros médicos. Los beneficios son enormes, en especial en países como Perú, con población rural alejada de grandes centros urbanos y sin médicos especializados a la mano. Walter Sifuentes, CEO de Medical Innovation & Technology (MIT), es uno de los impulsores de la telemedicina en el país. En esta entrevista nos cuenta sobre los avances de esta tecnología en el mundo y la oportunidad que supone su uso para el país en pandemia de la COVID-19.
¿Cuánto ha evolucionado la telemedicina en los últimos años?
La tecnología de las últimas tres décadas han permitido que hablar a través de un video con un doctor a distancia sea posible. Ahora tenemos la posibilidad de telemonitoreo, telediagnóstico, telecografia. La telesalud tiene muchos dominios. En el Perú, la pandemia ha sido un disparador para que ocurran muchos cambios en este campo. El reglamento de la Ley de Telesalud salió en pocas semanas, a partir de la crisis sanitaria actual.
¿Cuáles han sido las dificultades que han tenido para avanzar en su implementación en Perú?
Hace unos años, diseñamos una herramienta para que los doctores hagan telesalud. Se la ofrecimos a muchos doctores, pero no lo aceptaban. Nos decían “por qué voy a usar su sistema si puedo usar en Whatsapp, pasar por ahí mismo mi número de cuenta y no pagar impuestos”. La informalidad es una vía para hacer todo por la puerta de atrás. Si un doctor hace todo por Whatsapp, ¿quién lo regula? Pero otra historia son los hospitales y clínicas que sí se dieron cuenta de la necesidad de tener un sistema más integral. Ahí empezó un cambio importante.
¿Y cuál debería ser la prioridad en el desarrollo de la telesalud en el país?
Se ha avanzado en el desarrollo de herramientas para realizar citas online y en la digitalización de la historia clínica de cada paciente. El problema es que seguimos gastando grandes cantidades de dinero en curar males que pueden prevenirse con un costo menor. Ahí nace el concepto de la telesalud, que nos permite conectarnos remotamente. Nosotros en MIT estamos enfocados en llevar la telecografía hasta los lugares de acceso más difícil.
Eso supone un problema no solo de equipos, sino también de personal.
Claro, porque conectarnos a distancia no resuelve todo el problema. Por ejemplo, nosotros queremos implementar un equipo para realizar telecografías en un pueblo de difícil acceso. Contamos con un doctor en Lima que se conecta y puede monitorear en tiempo real el procedimiento. Eso se llama telecografía síncrona.
¿Y qué ocurre cuando la conexión de Internet no es buena?
Exacto. La telecografía síncrona no resuelve todo el problema. En el Perú no tenemos un ancho de banda que asegure una conexión sin interrupciones. Por eso, trabajamos con protocolos para realizar telecografía asíncrona. ¿Cómo funciona? Capacitamos a enfermeras o enfermeros para que puedan hacer el examen a los pacientes y luego subir los resultados al sistema. Luego, el doctor asignado, en una oficina en otra parte del país, revisa los exámenes en otro horario y puede dar un diagnóstico adecuado. Eso elimina la necesidad de coordinar un mismo horario entre doctor, enfermera y paciente.
¿Cuántas personas en el Perú están siendo atendidas bajo este sistema de telecografía?
Desde 2016, hemos implementado más de 9 proyectos, en múltiples regiones del país, hemos atendido a 800 personas atendidas, capacitado a personal de salud y hemos salvado ya dos vidas. Estos proyectos han sido financiados por instituciones del Gobierno, como Startup Perú, Concytec, Innovate Perú, entre otros. Nuestros servicios además se han ampliado y hoy ofrecemos ecografías obstétricas, pulmonares y abdominales (hígado, vesícula). La telemedicina ha llegado para salvar muchas vidas y prevenir males que ponen la salud de las personas en riesgo por falta de una atención oportuna y especializada.
¿Cómo puede la telecografía ayudar a enfrentar la pandemia del COVID-19?
La crisis sanitaria nos obliga a realizar exámenes pulmonares, que es un órgano que la enfermedad daña en algunos pacientes. Además, la telemedicina es un medio para impulsar la digitalización de las historias clínicas y brinda una red de consultas a distancias.
Hay muchas personas, especialmente adultos mayores, que aún desconfían de la tecnología, que prefieren una consulta.
Hay personas que han nacido con un celular en la mano y hacen gestiones digitales a diarias. La desconfianza de las personas mayores es normal, pero yo les recomendaría que se acerquen a personas más jóvenes para que les expliquen que la tecnología está ahí para mejorar su calidad de vida. Por suerte, las empresas de tecnología son muy conscientes de este tema y cada vez sus softwares y equipos con más amigables y sencillos de usar.
Tú estás actualmente en Malasia. ¿Cómo ha ayudado a allá la tecnología para enfrentar la pandemia?
En Malasia no hay tanta informalidad como en el Perú y sí mayor agilidad para el desarrollo tecnológico y de soluciones. Por ejemplo, cuando uno entra a un lugar público, hay una estación que me lee la temperatura. Hay un código QR que uno activa y se te pregunta el nombre, el celular y temas relacionado al COVID-19. Eso está conectado a una base de datos central para saber dónde estuvimos. Si esa persona tiene COVID-19 o estuvo en un lugar de una persona con gente infectada, se puede hacer seguimiento, avisarle y aislarla con mayor facilidad.
¿Cómo impulsar un desarrollo tecnológico en favor del sector Salud en el Perú?
El Estado debe ser un facilitador y regular la actividad de actores privados que desarrollen tecnología. Hemos crecido con la idea de que en el Perú no se desarrolla tecnología y no es cierto. El problema es que no hay incentivos adecuados, porque no apostamos por esa industria de manera decidida. El Estado debe creer en estas empresas y ofrecer un marco favorable, porque la tecnología que desarrollen nos ayuda a todos a ahorrar dinero y, lo más importante, a cuidar nuestra salud.











